martes, 28 de octubre de 2008

Denis Diderot

Denis Diderot (1713-1784) fue un escritor, filosofo y pensador de la ilustración francesa. Fue el primer editor de la Enciclopedia. Como dice Miguel Serrat, estudioso de su obra, Diderot fue: “El director de aquella “Enciclopedia” que preñaría a Francia de revolución, el autor de tantas obras filosóficas […]”[1].
Editó de 1751 a 1772 la enciclopedia universal editada en Francia, en la que participaron Voltaire, D´Alembert, Montesquieu, Jean-Jaques Rousseau y Joucort. La obra que fue publicada en 28 volúmenes, 78 818 artículos y 2 885 ilustraciones se dio a conocer con el nombre de L´Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers (La enciclopedia, o diccionario razonado de ciencias, artes y oficios). Obra que encarnó, en palabras de Cassirer: “[…] el empeño del siglo que se orienta hacia el conocimiento claro y seguro de lo singular, hacia la unificación formal y la concentración lógica rigurosa.”[2]
Sus obras no sólo abarcaron la filosofía, también escribió novela, cuento y obras de teatro. Además que fue, por un tiempo, consejero de la zarina Catalina II de Rusia, durante el año de 1773.
En sus obras se dedicó a hacer una dura y ácida crítica a la sociedad en que vivió, algunas de sus obras aún el día de hoy están prohibidas en algunos países por considerarlas nocivas para el orden público.
[1] Miguel Serrat, Presentación de Jaques el fatalista, Editorial Mateu, 1971, España, pgs. 10- 11
[2] Ernst Cassirer, filosofía de la ilustración (traducción Eugenio Imaz), Mèxico, Fondo de Cultura Económica, 1943, pgs. 261-262

lunes, 26 de mayo de 2008

Comentario de texto de la Guerra de las Galias de Cayo Julio César.

El sitio de Alesia.

En el siglo I antes de nuestra Era, luego de una serie de guerras civiles en Roma, la República cedió su lugar a Imperio. Este evento es trascendental, porque por un lado permite el establecimiento de un nuevo orden que llevaron a la Ciudad Eterna a convertirse en la capital del imperio que ocupó todo el Mediterráneo. La transición la inició Cayo Julio César y la consolido Octavio César, el futuro Augusto. Su legado no se limita a la creación de los fundamentos del Imperio, del cual su sobrino nieto y heredero, Octavio Augusto, fue el primer emperador; sino que aún hoy se puede percibir: el orden de los meses del año, el cual inicia en enero por una disposición suya; o el séptimo mes del año que lleva su nombre; el año de 365 días y los años bisiestos; etc.
En el 50 antes de nuestra era César terminó de realizar su obra De Bello Gallico, obra en la que relata las operaciones que realizó a lo largo de las Galias del 58 al 52 a.c., período en el que se desempeño como gobernador de la provincia de Galia Transalpina y conquisto el resto de dicho territorio; la actual Francia, exceptuando la Provenza, Bélgica y parte de Suiza.
Julio César, uno de los políticos y generales que alcanzó mayor poder en la Roma de su tiempo, fue también conocido por ser un gran literato; famosos son sus discursos, y los textos que nos han sobrevivido de él nos ofrecen un trabajo literario depurado. Suetonio en su De vitas Caesarum dice que Cicerón, enemigo declarado de Cayo Julio, se refirió al modo de escribir de éste del siguiente modo: “son dignos de todo elogio [sus textos]: el estilo es sobrio, puro, elegante, despojado de toda pompa de lenguaje, como belleza desnuda: al querer suministrar materiales dispuestos a los futuros historiadores […]”[1]; el biógrafo de los doce césares también nos presenta la apreciación de Hirtio: “Tan conocida es su superioridad, que parece que ha quitado, más bien que dado la oportunidad a los historiadores de escribir sobre él.[…]”[2].
Así en la Guerra de las Galias César no sólo nos presenta una crónica de su periódo como gobernador de la provincia de la Galia Transalpina, sino que crea una obra de gran valor literario, donde su voz en tercera persona nos plantea cierta objetividad y traza el camino para obras y autores propagandísticos como Virgilio y su Eneida para la familia Julia Octavia; César para su carrera política.
De este modo se observa a César referirse a si mismo como si hablase de otro:
“César, distribuido el ejército por las dos bandas de las trincheras, de suerte que cada cual en lance pudiese conocer y guardar su puesto, echa afuera la caballería, con orden de acometer.”[3]
Episodio donde también se observa la forma en que el gobernador se ensalza como gran estratega. Del mismo modo que se muestra inflexible, sin dejarse vencer por la compasión, cuando los expulsados de Alesia le piden asilo:
“[…] César, poniendo guardias en la barrera, no quería darles cuartel.”
El dominio que tenía el general romano de la literatura, de su capacidad literaria, era tal que nos presenta el consejo de los alesianos y sus decisiones como si él hubiese sido un testigo del mismo:
“Los sitiados en Alesia, pasado el plazo en que guardaban socorro, consumidos todos sus víveres, ignorantes de lo que se trataba en los eduos, juntándose a consejo. […] no me pareció pasar en silencio el [consejo] que promovió Critognato[…]”[4]
El consejo era la figura por medio de la cual se tomaban decisiones políticas y bélicas entre los galos. En estos, a través de las opiniones de los hombres líderes, los más fuertes, los más sabios, se tomaban las disposiciones:
“¿Creéis que los romanos se afanan en hacer aquellas líneas de circunvalación por mero entretenimiento?”[5]
Interpelaba al Consejo Critognato, quien agregó más adelante:
“Que se haga lo que ya hicieron nuestros mayores en la guerra de los cimbros y teutones, […] que, sitiados y apretados de semejante necesidad, sustentaron su vida con la carne de la gente a su parecer inútil para la guerra, por no rendirse a los enemigos.”[6]
Declaración con la que se revela lo que César ya había declarado líneas antes sobre la opinión de Critognato “[…]por su inaudita y bárbara crueldad”[7]; y por otra parte puede apreciarse el modo de conducirse de los galos en las guerras.
Los inútiles a la guerra pueden ser fácilmente desechados, lo establece Critognato con su discurso y el mismo consejo con su decisión, aunque esta no sea de acuerdo a la voluntad de aquel:
“Tomados los votos, deciden <>”[8]
Con lo que los inútiles quedaron a su suerte, solicitaron auxilio a los romanos y nos refiere el mismo César la resolución que tomó, no muy lejana a la que los Galos decidieron:
“Los mandubios […] son echados fuera con sus hijos y mujeres. Los cuales, arrimados a las trincheras de los romanos, deshechos en lágrimas, les pedían rendidamente que les diesen un pedazo de pan y serían sus esclavos. Más César […] no quería darles cuartel.”[9]
Aunque César justifica la razón por la que se negó a darles auxilio a los inútiles de Alesia, pues habían arribado el apoyo para los galos sitiados, quienes:
“Salen, pues, armados de punta de blanco, plántanse delante de la plaza […] y se disponen para el ataque y cualquier otro trance.”[10]
De esto también nos da noticia el biógrafo griego Plutarco, quien en su vida de César nos dice sobre la batalla en la ciudad de Alesia: “Púsole sitio César, y cuando parecía inexpugnable por la altura de sus murallas y la muchedumbre que las defendían, sobrevino de la parte de afuera un peligro superior a todo encarecimiento; porque las gentes más poderosas en armas de la Galia que se hallaban congregadas vinieron sobre Alesia trescientos mil hombres; de manera que sorprendido y sitiado en medio de tan peligrosa guerra, se vio en la precisión de correr dos muros: uno contra la ciudad y otro contra la muchedumbre que había llegado, pues si ambas fuerzas se juntaban todo debía tenerse por perdido.”[11] Sobre esto Cayo Julio da la noticia de cómo se dio muerte a los recién llegados:
“[…] se fueron arrimando a las líneas, o se clavaban con los abrojos, o, caídos en las hoyas, quedaban empalados en las estacas, o, atravesados desde las barreras y torres con los rejones, rendían el alma.”[12]
También muestra César que sus ordenes fueron cumplidas, gracias a lo cual se pudo obtener la victoria:
“De los nuestros cada cual corre al puesto que de antemano le estaba señalado en las trincheras donde con hondas que arrojaban piedras de a libra, con espontones puestos a mano y con balas de plomo arredraban al enemigo.”[13]
La batalla de Alesia, en septiembre del 52 a.c., marca la conquista definitiva de las Galias, que quedaron reducidas a provincias romanas. A su regreso a Roma César lidera una guerra civil durante la cual es nombrado cada año cónsul, y una vez terminada esta es nombrado Dictador de por vida.
Después de la muerte de César, su heredero se convirtió en el Princeps romano, el primer ciudadano de Roma, el primer emperador del Imperio, la República había muerto en los idus de marzo del 44 a.c. junto con Cayo Julio. Aunque de ello hace más de dos milenios, los legados de Cayo Julio César aún perviven; el triunfo de Alesia dejo una huella tan profunda gracias a la cual los francos siglos después adoptarían el latín como lengua oficial, lo que propiciaría que en las provincias de las Galias se hablen, hasta hoy, lenguas romances en Francia, Bélgica y Suiza.
Noel René Cisneros Peña
[1] Vida de los Doce Césares, Seutonio, Conaculta Oceano, 2000, México D.F. pg. 34
[2] Vida de los Doce Césares, Seutonio, Conaculta Oceano, 2000, México D.F. pg. 34.
[3] La Guerra de las Galias, César, Cayo Julio. Pg. 236
[4] La Guerra de las Galias, César, Cayo Julio. Pg 235
[5] Ib. Pg. 235
[6] Ib. Pg. 235-236
[7] Ib. Pg. 235
[8] La Guerra de las Galias, César, Cayo Julio. Pg 236
[9] Ib. Pg. 236
[10] Ib.
[11] Alejandro y César, Plutarco. Pg. 139
[12] La Guerra de las Galias, César, Cayo Julio. Pg. 237
[13] Ib.

lunes, 24 de marzo de 2008

La Democracia y la República Romana

Desde el siglo XV Occidente ha buscado parangonar sus instituciones y obras a las creadas por los romanos. En el siglo XVIII, durante la ilustración, se tomó a la República como el referente para las nuevas formas de gobierno que promueven los enciclopedistas.

Es de la República Romana (509 a. C. al 42 a. C.) y de las Polis griegas donde los ilustrados tomaron los modelos que les servirían para fundamentar su idea de Democracia, en la cual se debían de fundar las nuevas Naciones y Gobiernos, así, el ideal generó ya en ese siglo la revolución francesa y la independencia de las colonias británicas en América.

Quizá el ideal de Democracia, tanto en Roma como en Grecia, no se corresponde en mucho con lo que entendemos en la actualidad por Democracia e incluso con lo que los ilustrados entendían por tal.

Roma creo su propio sistema de gobierno, no como una derivación del sistema griego, sino, paralelo al heleno. Es por ello que en el neoclasicismo vieron en ellos los modelos a seguir, los cuales planteaban la idea de Democracia.

Los modelos democráticos clásicos

En Grecia y en Roma se llegó a desarrollar un sistema de gobierno que se puede identificar con un sistema democrático; la misma palabra Democracia, etimológicamente procede de dos palabras griegas, y ya en aquella época era utilizada: Demos que significa pueblo y Kratos gobierno o forma de gobierno es decir el Gobierno del Pueblo.

En el caso de los pueblos Griegos llegaron a desarrollar esta forma de gobierno, además de las oligarquías y las tiranías. Raoul Lonis explica acerca del idela democrático en la Grecia clásica: “Dondequiera que se produjera un asentamiento urbano se establecía implícitamente, al menos en teoría, que todos los ciudadanos que componían la colonia y que gozaban de la consideración den ciudadano tenían derecho a las mismas prerrogativas, se beneficiaban de las mismas ventajas, estaban sujetos a las mismas obligaciones y compartían los mismos valores. Esto significa que su consideración de ciudadanos normalmente les daba derecho a tomar parte en la administración de asuntos públicos, a participar plenamente en todas las ceremonias religiosas y a poseer un territorio de la ciudad. Sin embargo, esta consideración comportaba también la obligación de tomar las armas para defender la ciudad, de pagar impuestos y de obedecer la ley y a los magistrados. Dichas prerrogativas y ventajas, obligaciones y deberes definían el alcance de la ciudadanía y hacían distinciones muy claras entre ciudadanos, extranjeros y esclavos. […] Sin embargo, varias de las ciudades de Grecia antigua se encontraban bastante lejos de este ideal, bien debido a que el poder estaba en manos de una minoría rica o porque había sido tomado por un tirano. Así, los constantes conflictos sociales, que llegaban incluso a degenerar en guerras civiles, ponían en constante peligro la cohesión de la comunidad ciudadana.”[1]

En el caso de la Democracia Ateniense, todos los ciudadanos eran miembros de la asamblea y podían elegir a diez estrategas, representantes cada uno de una de las diez tribus de la ciudad, quienes eran electos cada año. En este caso este sistema va desde el 510 a. C. hasta la hegemonía macedonia en 322 a. C., pasando por el siglo de Pericles, el hombre a quien se vincula la democracia griega.

Así el gobierno de las ciudades-estado estaba realizado por el conjunto de ciudadanos de la misma; sólo que el problema que se plantea aquí es quienes eran ciudadanos y quienes no, es decir, quienes eran el pueblo que tenía derecho a gobernar. Porque las mujeres no eran ciudadanos, ni los esclavos, ni los extranjeros, con lo que el “pueblo” que gobierna era en realidad una minoría de los habitantes de las ciudades-estado.

El sistema democrático de la antigüedad no sólo se desarrollo en Grecia, también llegó se desarrolló durante la República Romana. En esté caso el sistema de gobierno estaba basado en un sentado de 300 miembros vitalicios y de la asamblea de la plebe.

Este sistema surge tras la abolición de la monarquía en Roma, por “[…]la creciente influencia de los patricios, quienes, víctimas de los Tarquinos, se mostraban hostiles hacia la política monárquica centralizadora”[2], lo que los llevo en el año 509 a. C. a acabar con la dinastía de los Tarquinos.

La República Romana

La República Romana surge en 509 a. C., toda vez que los patricios decidieron acabar con el gobierno monárquico que la gens Tarquinia ejercía sobre Roma. Con esto, el senado, que había sido hasta entonces un órgano de consejo pasó a ser la institución de gobierno, quien designaría a los dos cónsules, quienes tenían a su cargo al dirección del Estado durante un año y respondiendo ante el Senado de sus actividades. En un principio su función fue ocupar el lugar del monarca, después fueron perdiendo funciones ante otros magistrados.

El proceso en el cual surgen las instituciones romanas fue largo, el cambio de la monarquía por la República, así Luigi Gapogrossi explica que aún durante la monarquía se iban planteando necesidades especificas que llevaban hacia la democratización de las instituciones: “En la primera mitad del siglo VI a. C. […] Con Tarquino Prisco el Viejo y más tarde con el gran Servio Tulio, Roma experimentó una sucesión de cambios sociales y políticos en consonancia con una evolución más amplia en el Mediterráneo. Se diseñó una formación de combate completamente nueva: el ejército aristocrático del período anterior fue sustituido por falanges de hoplitas equipados con armas ofensivas y defensivas. Esta nueva técnica requería de la participación de un gran número de ciudadanos capaces de aportar el equipo defensivo necesario (escudos, corazas, cascos, etc.), lo que resultó en cierta “democratización” de las sociedades civil y militar”[3].

Así, ya establecida la República – palabra de origen latino que significa lo público o la cosa pública, res publica – comienza una pugna al interior de Roma por el poder, por una parte los patricios quienes no están interesados en ofrecer poder a otros sectores poblacionales y por el otro la plebe, quien quiere acceder a la toma de decisiones y de poder. “[…]la situación al interior era mucho más complicada debido a las prolongadas disputas entre la antigua aristocracia y una nueva clase heterogénea de plebeyos que demandaba igualdad política y económica con los patricios. A lo largo del siglo V a. C. una serie de reformas e innovaciones institucionales allanó de forma gradual el camino hacia una igualdad que no sería plena hasta mediados del siglo siguiente. Lo prolongado de este proceso nos da una idea de la gravedad de este conflicto , que siempre amenazó la propia supervivencia de Roma como ciudad-estado.”[4]

La plebe logró obtener triunfos frente a los patricios, asegurándose el acceso a la toma de decisiones y de poder. “[…]la creación de los tribunos de la plebe, o los magistrados del pueblo, cuya seguridad personal estaba garantizada y que tenían poderes de supervisión y control sobre la administración de justicia por parte de los otros jueces de la ciudad, quienes eran patricios. A lo anterior se suman la creación en 450-449 a. C. de un código legal escrito que establecía un control sobre la administración arbitraria de la justicia que hacían los patricios […] así como la sustitución de los cónsules patricios por una institución colegiada de base amplia extraída de entre miembros del ejercito, incluidos los plebeyos, que estaba dotada de poderes similares a los que ejercían los cónsules.”[5]

Así el sistema de gobierno de la República, que va desde la caída de los tarquinos, hasta, tradicionalmente, la muerte de Julio César en 42 a. C., fue una lucha entre dos fuerzas, los patricios y la plebe. De esta lucha son testigos los hermanos Gracos, quienes promulgaron leyes a favor de la plebe y a quienes los patricios dieron muerte, por temor a que se promulgaran como reyes.

La Democracia

Aunque la idea de democracia se llegó a desarrollar en la antigüedad, queda la duda sobre si efectivamente los sistemas griegos, y especialmente el romano, fueron o no una democracia en la forma en que esta es entendida, o en relación con el ideal; el gobierno del pueblo.

Para los ilustrados democracia era la elección de un individuo que pudiese representar a una comunidad y quien expresaría la voluntad de dicha comunidad. En base a esto gobiernos como el mexicano o el estadounidense se han sustentado: eligiendo representantes que piensen por las comunidades. Recuérdese que durante la ilustración sólo una minoría tenía acceso a la información y a la cultura, la gran mayoría de la población era analfabeta.

En otro punto se encuentran los gobiernos parlamentarios, donde los ciudadanos son quienes deciden que leyes aprobar y cuales no. Los senadores o representantes se limitan a la redacción de leyes y a la designación de funcionarios. Es el caso de Canadá o Finlandia. Durante los casi quinientos años que duró la República la ciudad de Roma pasó de ser una aldea a la capital del mundo. De 100 000 habitantes en el 300 a. C. a un millón en el 50 a.C., lo que representaba graves problemas para el senado de trescientos miembros, el cual, a lo largo de ese período no cambio, cambiaron la designación de magisterios, los cuales fueron aumentando conforme fue aumentando el tamaño de la ciudad, pero el número de miembros del mismo no cambio, se mantuvo, de la misma manera que su designación. Los senadores “pertenecían a la antigua clase de los patricios o eran nombrados por los censores en base a criterios objetivos (como, por ejemplo, haber ejercido de censor o de cónsul)”[6], con lo que se perpetuaba la clase dirigente de Roma, los patricios.

Ahora bien, la plebe estaba constituida sólo por ciudadanos libres, los viro, por lo que quedaban afuera de este término las mujeres, los esclavos y los extranjeros, con lo que en realidad, el ejercicio del poder se reducía a un porcentaje bajo de la población, la inmensa mayoría de los habitantes de Roma – no se hable de aquellos que residían en las posesiones romanas que durante la República se fueron adquiriendo – no tenía acceso al poder.

Así, se tiene que en Roma se encuentran las raíces de lo que hoy se entiende por democracia, sin embargo el sistema de gobierno republicano, aunque con tintes democráticos, estaba lejos de ser llamados una Democracia.


Bibliografía

Historia de la Humanidad, Tomo 3 Del siglo VII a.C. al siglo VII d. D., La eclosión culturas clásicas. Edit. Planeta, 2004

Roma hasta el final de la segunda guerra púnica, Luigi Gapogrossi Colognesi

La polis durante el período clásico, Raoul Lonis

Historia y Vida, No 469 año XXXIX Una nueva Roma, Belén Romero



[1] La polis durante el período clásico, Raoul Lonis, pg. 211

[2] Roma hasta el final de la segunda guerra púnica, Luigi Gapogrossi Colognesi. pg. 240

[3] Roma hasta el final de la segunda guerra púnica, Luigi Gapogrossi Colognesi pg. 239

[4] Ibd. Pg. 240

[5] Ibd. Pg 240-241

[6] Roma hasta el final de la segunda guerra púnica, Luigi Gapogrossi Colognesi, pg 241

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Herejias: Arrianismo, Nestorianismo y Monosofismo

HEREJÍAS que atentan contra la unión de la naturaleza y la persona de Cristo.
Arrianismo.-
El arrianismo debe su nombre al obispo Arrio (256-336)
Afirmaba que Jesucristo no era Divino, sino alguien que fue creado por Dios para apoyarlo en su Plan.
Al ser creado por Dios, hubo un tiempo en el que no existía, deduciéndose de esto que el Verbo no es eterno, o sea no es Divino.
La ortodoxia reveló siempre que Cristo era Dios encarnado en un hombre, no era un hombre influido ni creado por Dios, era Dios, y jamás retrocedió de esta afirmación.
Sin embargo, al ser esto considerado como un misterio, es comprensible que no fuera aceptado por muchísima gente que, como los seguidores de Arrio, se inclinaban por pensamientos más racionales, por lo tanto más inteligibles.
Propagó la idea de que no hay tres personas en Dios sino una sola persona, el Padre. Jesucristo no era Dios, sino que había sido creado por Dios de la nada como punto de apoyo para su Plan. El Hijo es, por lo tanto, criatura y el ser del Hijo tiene un principio; ha habido, por lo tanto, un tiempo en que él no existía. Al sostener esta teoría, negaba la eternidad del Verbo, lo cual equivale a negar su divinidad. A Jesús se le puede llamar Dios, pero solo como una extensión del lenguaje, por su relación íntima con Dios.
Admitía la existencia del Dios único, eterno e incomunicable; el Verbo, Cristo, no divino sino pura criatura, aunque más excelsa que todas las otras y escogido como intermediario en la creación y la redención del mundo. Aunque Arrio se ocupó principalmente de despojar de la divinidad a Jesucristo, hizo lo mismo con el Espíritu Santo, que igualmente lo percibía como creatura, e incluso inferior al Verbo.
Nestorianismo.-
Doctrina que considera a Cristo separado en dos personas, una humana y una divina, completas ambas de modo tal que conforman dos entes independientes, dos personas unidas en Cristo, que es Dios y hombre al mismo tiempo, pero formado de dos personas distintas.
Herejía que en el siglo V enseñaba la existencia de dos personas separadas en Cristo encarnado: una divina, el Hijo de Dios; y otra humana, el hijo de María, unidas con una voluntad común. Toma su nombre de Nestorio, patriarca de Constantinopla, quien fue el primero en difundir la doctrina.Los errores del nestorianismo se pueden sintetizar así: El hijo de la Virgen María es distinto del Hijo de Dios. Así como de manera análoga hay dos naturalezas en Cristo, es necesario admitir también que existen en Él dos sujetos o personas distintas.Estas dos personas se hallan ligadas entre sí por una simple unidad accidental o moral. El hombre Cristo no es Dios, sino portador de Dios. Por la encarnación el Logos-Dios no se ha hecho hombre en sentido propio, sino que ha pasado a habitar en el hombre Jesucristo, de manera parecida a como Dios habita en los justos.Las propiedades humanas (nacimiento, pasión, muerte) tan sólo se pueden predicar del hombre Cristo; las propiedades divinas (creación, omnipotencia, eternidad) únicamente se pueden enunciar del Logos-Dios; se niega, por lo tanto, la comunicación entre ambas naturalezas.
En consecuencia, no es posible dar a María el título de Theotokos (=Madre de Dios), que se le venía concediendo habitualmente desde Orígenes. Ella no es más que "Madre del Hombre" o "Madre de Cristo".

Monofisismo.-
El monofisismo (del griego μονος, monos, "uno", y φυσις, physis, "naturaleza") es una doctrina teológica que sostiene que en Jesús sólo está presente la naturaleza divina pero no la humana.
El monofisismo o doctrina de la unidad física entre la naturaleza humana y la naturaleza divina de Cristo, tuvo como primer promotor a Eutiques, monje archimandrita de un gran monasterio de Constantinopla. Había sido Eutiques un decidido adversario de Nestorio, pero empeñado en querer interpretar al pie de la letra, y no sabiendo entender bien algunas fórmulas poco felices e imprecisas de san Cirilo de Alejandría sobre la unidad de la persona en Cristo, sostuvo que, antes de la Encarnación, había dos naturalezas en Cristo; en la encarnación la naturaleza humana fue absorbida por la naturaleza divina.
Su origen se remonta a su rechazo a la confesión cristológica conocida con el nombre de ‘Símbolo de la Unión’
“Confesamos a nuestro Señor Jesucristo, unigénito de Dios, perfecto en cuanto Dios y perfecto en cuanto Hombre, con verdadera alma y verdadero cuerpo, que según la divinidad nación del Padre antes de todos los tiempos y según la humanidad; pues hubo una unión de dos naturalezas, y por eso confesamos un solo Cristo, un solo Hijo, un solo Señor, considerando esta unión sin mezcla, confesamos a la Santa Virgen, como madre de Dios, pues de Dios-Logos se hizo carne y hombre, y en la Encarnación se unió al Templo asumido de Ella” A pesar de los acuerdos obtenidos entres las dos escuelas, Eutiques no lo aceptó. Sus doctrinas tuvieron por origen la lucha que entabló contra la herejía nestoriana, sin advertir que, en su anhelo, caía en el error opuesto, ya que al cuestionar la naturaleza y la persona de Cristo, terminaba por negar lo que quiso defender. En síntesis, Eutiques sostenía que la naturaleza humana de Cristo había sido absorbida por la divina, produciéndose la unión física de lo humano y

Clunienses

Cluny decide imponerse ante La regla De San Benito, agrupando un gran número de conventos y convirtiéndose en la orden más importante de la Edad Media, estableciéndose en toda Europa.
Cluny fue fundado en el 910 por el monje Berno y un pequeño grupo de seguidores bajo el patrocinio de Guillermo de Aquitania. Desde sus inicios, la orden cluniacense ofreció dos aspectos muy originales:
· Por un lado, estaban sometidos sólo al Papa de Roma, al margen de los demás poderes señoriales y religiosos. Por ello, cuando la orden se extendió, constituyó en sí misma un auténtico estado por encima de las fronteras políticas y diocesales.
· Por otro lado, frente a la falta de dirección y coordinación que tenían las anteriores comunidades religiosas, Cluny dirige y coordina todos los monasterios de la orden desde la casa madre para que la regla de San Benito se interprete de un modo unitario y homogéneo.
Cluny en un principio reestableció la vieja regla benedictina prácticamente en todo su rigor. Mantiene la pobreza, la castidad, la obediencia, la humildad y la penitencia, aunque la pobreza no concernía a la construcción de los monasterios ni a sus ornamentos.
La orden la cluniacense impone:
1.- El silencio de Los monjes.
2.- la solemnidad del canto litúrgico
3.- el equilibrio entre oración y trabajo.
La orden insiste en la necesidad de la penitencia a través de la peregrinación. El fomento de la peregrinación presupone que a través de sus iglesias, hospitales y albergues pueden difundir fácilmente los fundamentos de la doctrina cristiana al mismo tiempo que ofrecen al pueblo un apoyo tanto en sus necesidades materiales como en las espirituales.
Cluny se preocupa por la sociedad en general y se da a la tarea de crear 2 instituciones que reinstaura la paz y el entendimiento:
1.- La paz de Dios: es una institución fundada en el 989 que dota de asilo e inmunidad a todas las gentes que se refugien en lugares sagrados. Así, se evitaba el saqueo de bienes eclesiásticos y todos los desvalidos pueden escapar en el templo de las brutales acometidas que sufrían.
2.- La tregua de Dios: es una institución establecida más tarde, en el año 1027, que prohibía pelear en determinadas fechas. En un principio, se planteó que la prohibición debía extenderse de la tarde del sábado a la mañana del lunes con el fin de que los guerreros pudieran cumplir con los deberes dominicales.Sin embargo, como la medida alcanzó gran éxito, terminaron extendiendo la tregua desde el miércoles por la tarde al lunes por la mañana.

Los misterios de Eleusis

En el santuario de Eleusis se realizaba la representación de un drama sagrado en que tanto los iniciados como los oficiantes tenían un papel que desempeñar.
Según el profesor Bernabé existen unos rasgos generales que aparecen en estas celebraciones, entre los que destacan:
Hay una iniciación. En algunos casos lo característico es que esta iniciación está abierta a ambos sexos y tanto a ciudadanos como a no ciudadanos. En Eleusis, sólo pueden iniciarse personas adultas y que supieran hablar griego.
Hay en ellos un fuerte componente agrario, que se manifiesta tanto en la relación de los mitos que los sustentan con los ciclos de la naturaleza. como de un modo más físico, porque forma parte del rito la ingestión de productos del campo, como vino o cebada. La ingestión de vino presenta otro aspecto que podríamos denominar en términos eufemísticos, la expansión de la conciencia, una cierta huida del estrecho marco del yo. Como veremos luego, teorías poco contrastadas y muy deficientemente basadas hablan del uso de alucinógenos.
También hay un fuerte componente sexual. Pero no malinterpretemos la afirmación. No se trata de orgías dignas de una película X, sino de que el culto es una exaltación de la vida y tal exaltación se manifiesta, por ejemplo, en la exhibición de representaciones de genitales.
Se acompañan de mitos, que generalmente hablan de dioses que sufren, incluso que mueren, aunque habitualmente tras la extrema caída vuelve su recuperación, su resurrección y su gloria. Todo ello apunta a que en los orígenes de estos ritos mistéricos pueden estar, por una parte, ritos de iniciación y por otra, ritos agrarios, y que la unión de iniciación, exaltación agraria y sexo pueden ser los vehículos de representar en el rito el triunfo de la vida sobre la muerte.
Los componentes básicos de los rituales son tres:
acciones (drómena)
visiones (horómena)
un tipo de texto pronunciado (legómena).
Una de las fuentes esenciales para describir lo que ocurría en Eleusis, es la versión detallada que ofrece Pausanias, que como gran viajero de la Grecia Clásica da pelos y señales de todo lo que veía a modo de comentarista social de la época. Aunque, como buen escritor de misterio, y buscando impacto, dice que no puede describir los elementos que componen el misterio, porque en un sueño se le había prohibido, da las pistas suficientes, para que sus avezados lectores puedan leer entre líneas, y a sus entreveladas descripciones debemos añadir tu trocito de tal autor, un pedacito de vaso griego u, fragmento de relieve y agitamos la coctelera con un poco de estudio de historiadores, filólogos y teólogos y descubriremos, que aunque no se conoce todo a ciencia cierta y tenemos muchas lagunas ignoramos menos de lo que creemos del santuario, sus ritos, su administración y su modo de vida.
EL culto de Eleusis fue controlado por el estado casi desde sus comienzos, en el 590 hay una ley de Solón que regulaba un asunto de los Misterios, lo que indica que ya en aquel tiempo las decisiones sobre Eleusis se tomaban en Atenas. Existen muchos decretos reguladores, de la Asamblea ateniense, que muestran hasta qué punto era evidente la tutela de las instituciones sobre este fenómeno religioso.
http://www.dearqueologia.com/misterios_eleusis.htm

Piramides de Egipto

El Antiguo Egipto fue una civilización que se originó a lo largo del cauce medio y bajo del río Nilo, y que alcanza tres épocas de esplendor faraónico en los periodos denominados: Imperio Antiguo, Imperio Medio, e Imperio Nuevo.
- La pirámide fue pensada para tumba inviolable del soberano, destinada a la eterna preservación de su cuerpo, incorrupto por embalsamamiento, y de su ajuar funerario. Sólo de este modo se posibilitaba la residencia del alma en el cuerpo y su supervivencia en el mundo del más allá.
- Para asegurar la vida en el más allá, el cuerpo del difunto debía ser conservado y habían de ser satisfechas las necesidades materiales que tuvo cuando vivía.

Tipos de Pirámides.-
La pirámide escalonada
La primera tumba de piedra jamás construida se atribuye a Imhotep, el arquitecto de Zóser. El nombre de este arquitecto se encontró al pie de una estatua del faraón, cerca de la tumba. Los logros de Imhotep eran legendarios ya en la antigüedad.
No se construyó aisladamente, sino formando parte de un conjunto de edificios y patios de piedra relacionados con diversas ceremonias funerarias dedicadas al faraón. El núcleo del monumento consiste en una estructura sólida a modo de caja alargada cuyo interior está formado por bloques de piedra traída de las proximidades y el exterior de caliza fina procedente de las canteras de Tura, más lejanas. En la parte norte se había empezado a construir un templo funerario, pero antes de que se concluyera se decidió extender la pirámide por sus fachadas norte y oeste. Finalmente una última ampliación de la pirámide afectó a sus cuatro lados. Se completaron los seis peldaños y el conjunto se revistió con piedra caliza de Tura. La parte subterránea de este conjunto consistía en un pozo profundo que daba acceso a un complicado laberinto de corredores y cámaras de diversos tamaños.
Las pirámides clásicas
Estas derivan de la piramide escalonada.
En la actualiodad se observan las diferencias de la pirámide escalonada y la clásica, su diferencia deriva en que las clásicas contienen un núcleo, Esta pirámide estaba formada por un núcleo compuesto de varias capas de mampostería que disminuían en altura desde el centro hacia los lados y se apoyaban sobre un cuerpo central formando un ángulo de 75 grados. Parece ser que este mismo método fue empleado por los constructores de las pirámides de la V dinastía. No es absolutamente seguro, sin embargo, que las tres pirámides de Gizeh se construyeran siguiendo este sistema. Como norma general, la tumba real debía estar situada al oeste del Nilo, lugar de la puesta del sol, y por encima del nivel del río, para evitar que las inundaciones periódicas afectaran al monumento. Por otra parte no podía construirse muy lejos del río, ya que las piedras se transportaban desde las canteras por vía fluvial. Lo ideal era que además no se encontrara demasiado retirada de algún núcleo urbano. Una vez elegido el lugar, había que preparar el terreno limpiándolo de toda la arena superficial hasta dar con la roca viva, donde debían afirmarse los cimientos. Esta roca se nivelaba por medio de un complejo procedimiento. A veces, sin embargo, se dejaba una prominencia en el centro y se aprovechaba en la construcción de la futura pirámide.
Por último se aseguraban de que los cuatro lados del monumento estuviesen orientados hacia las cuatro puntos cardinales. La orientación de la pirámide debió hacerse con ayuda de varios cuerpos celestes, puesto que los egipcios desconocían la brújula. El faraón marcaba la línea de los cuatro lados una vez observada la posición de las estrellas. En esta observación le ayudaba un sacerdote en representación del dios Thoth.
http://www.antropos.galeon.com/html/piramides.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Antiguo_Egipto